Desgarrador: Memorias de un caracol (Adam Elliot, 2024) – Fantasías en la basura
Acaparamiento, relaciones alimentarias y obesidad, terapia de conversión, demencia, ansiedad y fiestas clave. Memoir of a Snail no es lo que se dice una película familiar al uso. David Michael Brown habla con el cineasta Adam Elliot. Género Anora

Memorias de un caracol: Una obra maestra única en stop-motion
Por supuesto, esta historia no trata tanto de los caracoles como de la suya propia, una deprimente huérfana llamada Grace. Grace Pudel. Sí, «Pudel». Fuera de Japón, la animación necesita chistes; así es como funciona la animación. A Grace (voz de Sarah Snook) se le puede perdonar que sea un poco rara; ha tenido una vida dura.
Perdió a su madre en el parto y a su padre en la infancia. Obligado a buscar hogares para Grace y su hermano gemelo Gilbert (Kodi Smit-McPhee), el Estado la entregó a una serie de familias a las que no parecía importarles mucho. Y al final, este saco triste con sombrero de caracol se casa con un hombre que disfruta más de sus dimensiones que de su compañía.
Temas adultos en un medio para niños
Se trata de animación para adultos. Memorias de un caracol se ha realizado en un medio apto para niños (animación stop-motion) y está dirigida en gran medida a los niños, o al menos lo ha estado durante un tiempo. También trata de la familia y, sin embargo, hay muy poco de familiar en esta película. La película comienza con una escena en el lecho de muerte a la que tendremos que volver más tarde.
Más tarde, nos adentramos en las inclinaciones sexuales tanto de los padrastros de Grace (swingers), como de su eventual marido, un vendedor a domicilio con cierta fijación.
Así que, ya sabes, diversión para los niños. Tráelos.
Las luchas de Grace: Una nube oscura de desafíos
There is a dark cloud that seems to follow Grace. She was born with a cleft lip, which made her constantly the subject of school ridicule: “Rabbit face!” “Rabbit face!”
Gilbert defended her from bullies. Paid a price for doing so and was rewarded for doing so by losing Dad and getting sent to religious freaks on the other side of the continent. This left Grace alone, essentially, with her blues and her pets (mostly snails, and some guinea pigs).
Grace, who perpetually wears a self-made snail costume around as a personal wall between herself and pain, seems like an ideal candidate for every psychological disorder life has to serve up. And, at times, this film will feel like Grace has sifted through everyone to get to the punchline.
Un viaje agridulce y profundamente emotivo
No quiero desvelar demasiado de esta película, salvo que la disfruté. De verdad. Pero me gusta el humor negro y me quedé hasta el final, lo cual recomiendo encarecidamente. Tengan paciencia si empiezan esta. ¿Podría ver esta creación neozelandesa del guionista y director Adam Elliot nominada a la mejor película de animación? Sí, desde luego. ¿La veo ganando el premio a la mejor película de animación? Ni por asomo.
La visión tras la obra maestra
El animador australiano y ganador de un Oscar Adam Elliott ha regresado por fin a la gran pantalla tras su obra maestra de 2009 Mary & Max para ofrecer otra obra maestra en stop-motion.
Durante una sesión de preguntas y respuestas en el Festival Internacional de Cine de Melbourne, Elliot explicó que se trata de una producción económica y eficiente, realizada con un presupuesto de 7 millones de dólares y en tonos beiges y marrones de ferretería. Es un humilde asunto doméstico, pero nunca se siente limitado por sus recursos.
Temas de tragedia, comedia y corazón
Memorias de un caracol es la crónica agridulce de una mujer melancólica llamada Grace Pudel (Sarah Snook), acaparadora de caracoles, novelas románticas y cobayas, sus tres fuentes de alegría.
De niña, ella y su hermano gemelo Gilbert (Kodi Smit-McPhee) sobreviven a una modesta existencia con su padre parapléjico, un artista en decadencia atrapado por el alcoholismo y el dolor tras la muerte de su madre.
Cuando él también fallece, los servicios sociales separan a los hermanos: Grace es enviada a Canberra y Gilbert a una familia de fundamentalistas religiosos en Perth. Aislada y deprimida, Grace se refugia tras su caparazón -como sus caracoles- y llena su vacío emocional mediante el acaparamiento compulsivo.
El poder de la amistad: Grace y Pinky
Hasta que encuentra una cuarta fuente de alegría: la amistad con una escandalosa octogenaria llamada Pinky (Jacki Weaver).
Conclusión: Una experiencia oscura pero deliciosa
Personal, profunda y poderosa, Memorias de un caracol es una entrañable e idiosincrásica historia en stop-motion, encantadora aunque oscura en sus personajes y profundamente emotiva en su atmósfera ciertamente australiana, llena de tragedia, comedia y mucho corazón y humor para enamorar y entretener al público adulto.
Aspectos destacados :
- Introducción a Memorias de un caracol
- Grace Pudel: Una protagonista compleja
- Una historia de tragedia y humor
- El viaje de Grace y Gilbert
- Temas tratados en Memorias de un caracol
- La brillantez visual de la animación stop-motion
- Personajes impactantes
- Raíces australianas y resonancia cultural
- Entre bastidores: La visión de Adam Elliot
- Por qué destaca Memoir of a Snail
- Reflexiones finales: Imprescindible para los amantes de la animación para adultos